SEPTIEMBRE
NEGRO: GOLPE DE ESTADO CONTRA PERÓN
16 DE SEPTIEMBRE DE 1955
Por
Juan Carlos Cena y Elena Luz González Bazán especial
para Villa Crespo Digital
16
de septiembre del 2013
“La
caída del tirano Perón en Argentina, es la mejor reparación
del orgullo del Imperio y tiene para mi tanta importancia como la
victoria de la segunda Guerra Mundial y las fuerzas del Imperio
Inglés no le darán tregua, cuartel ni Descanso en
vida ni tampoco después de muerto”. Winston
Churchill, Discurso ante las Cámaras de los Comunes, Londres
1955.
¿Qué
fue lo que hizo Argentina para que el Imperio Inglés nos
considere enemigo peor que a los que combatieron en 1939-45? Lo
peor para un Imperio es que una “colonia” haya tenido
la osadía de desarrollar su país (financiera y diplomáticamente
independiente) imponiendo la soberanía política en
sus relaciones internacionales, independencia económica y
financiera explotando sus recursos en el marco de un desarrollo
integrado del país más, justicia social para su pueblo.
Del libro, Ferroviarios, sinfonía de acero y lucha, de Juan
Carlos Cena.
“Uno
de los factores pocos conocidos de la caída de Perón
es la industrialización creciente del país. Esto significó
un perjuicio considerable para los tejidos y cueros británicos,
cuya exportación a la Argentina disminuía rápidamente.
La desconfianza británica se transformó en hostilidad
cuando comprendió que Perón se preparaba a explotar
las enormes reservas petrolíferas del subsuelo Argentino¨.
(Journal du France, octubre de 1955) Citado en la Historia
de la Resistencia Peronista - próxima a salir.
A
partir del golpe de Estado de 1955, comienza dentro del campo social
el desmontaje de una formación ideológica de carácter
nacional. El mundo subjetivo del ciudadano era horadado. Había
que terminar con el Estado de Bienestar y con la distribución
equitativa del P.B.I. Se origina una etapa de resistencias dentro
del campo popular contra la arremetida del capitalismo y del imperialismo
norteamericano que se asienta en forma violenta sobre nuestro territorio.
Había que acabar con el mal ejemplo de la distribución
de la riqueza en forma ecuánime.
Luego
de algunos intentos fallidos, la masacre sobre Plaza de Mayo, tres
meses antes, el 16 de junio de 1955, con un saldo entre 350 y 700
muertos y más de 2.000 heridos, el golpe contra Perón
triunfa y se instala la autodenominada Revolución Libertadora.
El
movimiento insurreccional estaba encabezado por el general Eduardo
Lonardi, a los dos meses por el avance de la Resistencia Peronista
y el movimiento obrero se produce un quiebre del poder político
y Lonardi es reemplazado por el general Pedro E. Aramburu como Presidente
y el almirante Isaac Rojas, Vicepresidente, apenas habían
transcurrido dos meses.
No
hubo contemplaciones. Lo privado comienza a posicionarse sobre lo
estatal. Se inicia el saqueo de los bienes nacionales y las empresas
estatales. El obstáculo principal fue la resistencia obrera.
La represión es la herramienta de las clases dominantes,
ésta es aplicada en forma descarnada. Aplicación que
dura años, sin descanso hasta la fecha en disfrazadas formas
y no tanto para doblegar la dura y empecinada resistencia popular.
PREVIO
AL GOLPE DE ESTADO
A pesar de las concesiones que el gobierno peronista les otorgó
a los monopolios extranjeros y a la oligarquía burguesa nacional
tanto en el plano económico como laboral, a partir de 1952,
estas no bastaron para frenar el proceso golpista que se inició
en ese período. Antes del bombardeo, el intento del general
Menéndez en 1951. Las clases dominantes necesitaban recuperar
el aparato administrativo del Estado para así ejercer todo
su poderío. Esas otras fuerzas de poder, que representaban
intereses imperiales, tenían una valoración de que
este Estado, administrado por el peronismo, un partido reformista-burgués,
heterogéneo, no podía dar un viraje abrupto hacia
los nuevos tiempos imperiales; en el mismo peronismo se generaría
contradicciones irresolubles. Por ende, no eran garantía
para los nuevos amos que habían ganado la segunda guerra
mundial. Esta heterogeneidad, la del peronismo, era inestable y
esa vacilación podía favorecer a la lucha de clases.
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El
peronismo había producido modificaciones profundas en las
antiguas formaciones económicas y sociales. La incorporación
del movimiento obrero a la política fue un salto insoportable
para las antiguas clases dominantes. El repartir el PBI en casi
partes iguales y muchas veces a favor del pueblo fue otro aspecto
político inaguantable para los amos del poder. Por otro lado,
el proceso abierto, a partir de la sustitución de las importaciones
de manufacturas, será causal de irritabilidad por parte de
las clases dominantes nativas (cipayos) que representaban a los
capitalistas extranjeros, esta pérdida demandará el
golpe de 1955.
Con
el golpe se inicia la derrota de un proyecto de país en que
la economía contaba con la presencia protagónica del
Estado, las políticas públicas, el desarrollo del
mercado interno, no encuadrarse en el FMI y una legislación
asentada en el concepto de justicia social.
En
tal sentido, y esto hay que decirlo, la organización del
golpe de Estado prosperó, se desarrollo y fue posible su
concreción porque el peronismo no había suprimido
las causas estructurales que signaban el carácter capitalista
de la economía nacional.
Todas
estas fuerzas reaccionarias se fueron reagrupando pacientemente,
proceso que se fue acelerando en la medida que el gobierno peronista
daba muestras de debilidad. Era inevitable el fracaso, por la concepción
política de la conciliación de clases, para que esa
teoría perdurara había que ceder y acceder. Todos
los días se retrocedía en aprobar y ser condescendiente.
El partido se esclerotizaba y burocratizaba a la misma velocidad
que la dirigencia del movimiento obrero. Esta se transformaba en
una casta formada por soplones que conciliaban y pactaban con los
verdaderos factores de poder económico. Las estructuras políticas
y gremiales del peronismo se volcaron a la derecha y llegaron a
la traición. Lo demostraron después del golpe.
LOS
PARTICIPANTES DEL GOLPE
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Se
puede afirmar que, prácticamente, todo el arco opositor estuvo
con el golpe, mientras la conducción del Partido Justicialista
desapareció sin presentar resistencia y la conducción
cegetista también se doblegó ante los golpistas.
Apoyan
la destitución del peronismo los partidos socialista, comunista,
UCR, Conservadores, demócratas cristianos, demócratas
progresistas, nacionalistas, parte de la prensa, además de
la Iglesia Católica y parte de la Fuerzas Armadas (el Ejército
no se plegó en forma homogénea inmediatamente; particularmente
decisiva fue la actuación de la Marina).
Las
cuentas que le pasaron al gobierno de Perón fueron: corrupción
pública, demagogia, autoritarismo, falta de libertad de prensa
y sojuzgamiento del poder judicial. Varios de sus referentes habían
sufrido cárcel, se habían clausurado periódicos
opositores y en la última etapa de gobierno se agudizó
la confrontación con la iglesia, que en un principio tuvo
muy buen vínculo con Perón. Entidades empresarias
y agrarias también se tornaron adversarias. El gobierno peronista
era denominado “Segunda tiranía” y “dictadura”.
La
importancia del Movimiento Obrero organizado fue determinante, estuvo
el liderazgo político centralizado del General Perón
y la acción concreta y simbólica de Eva Perón
(Evita), amada incuestionablemente por los más pobres. Pero
la clase obrera cuestionó al gobierno de Perón cuando
consideró que no se atendía a sus reclamos.
Huelgas,
paros y otras formas de protesta soportó el gobierno peronista,
teniendo claro que la conformación de los cuerpos de delegados
y comisiones internas hizo aún más clara y democrática
la vida sindical con grandes niveles de protagonismo por parte de
los trabajadores peronistas, que nunca perdieron ¨la identidad
de clase, conservando su identidad partidaria¨. O sea que, siempre
mantuvo su naturaleza de clase y su identidad partidaria, en este
caso la peronista. Estos mismos son los que posteriormente integraron
la Resistencia Peronista, la misma organización obrera que
le votó en blanco al gobierno de facto en la Constituyente
de 1957 resultando ser la primera fuerza: el blanquismo. Posteriormente,
en 1958, influyeron para que 836.000 blancos se pronunciaran y no
votaran la fórmula Frondizi - Gómez, pacto recreado
por Perón - Cooke y Frondizi - Frigerio. Estos fueron espacios
que los propios burócratas no se pudieron apropiar, ni el
mismo Perón.
Por
otro lado, el país estuvo entre los primeros del mundo en
el plano de la calidad de vida de sus habitantes, incluso por encima
de naciones más desarrolladas.
Comienza
una época de persecución, encarcelamiento y proscripción
del peronismo que seguía constituyendo la mayoría
de la población trabajadora. Desde el punto de vista institucional.
Entre las medidas de la dictadura de Aramburu y Rojas se deroga
la Constitución Nacional que había sido aprobada en
1949 (se repondría la anterior Carta Magna con modificaciones
sancionadas por una nueva Constituyente convocada con la proscripción
del peronismo) y se deja fuera de la ley al justicialismo (decretándose
“la disolución” del partido peronista”
y prohibición de cualquier mención alusiva por el
Decreto 4.161).
Además,
cientos de sus partidarios irían a la cárcel (muchos
al penal de Tierra del Fuego) luego de la destitución de
todas las autoridades e intervención de las organizaciones
sindicales. Perón marcha al exilio forzoso, del cual retornará
recién el 17 de noviembre de 1972, tras largos años
de confrontación y definitivamente, hasta su muerte, el 1 de julio de 1974.
Este
golpe había sido precedido, el 16 de junio de 1955, por un
levantamiento de la aviación naval y la aeronáutica,
creada por el gobierno de Perón, que bombardeó la
Plaza de Mayo con la intención de hacer blanco en la Casa
de Gobierno y asesinar al Presidente. Ese día cayeron sobre
la población civil desprevenida más de 14 toneladas
de bombas que costaron la vida de cientos de personas y 2.000 heridos
(nunca se tuvo confirmación exacta del número de víctimas
ni se juzgó a los responsables, refugiados en Uruguay hasta
el derrocamiento de Perón y que recibieron posteriormente
elogios). Esa misma noche, como reacción ante la masacre
producida en la Plaza de Mayo, grupos denominados exaltados, incendiaron
más de diez iglesias católicas en Buenos Aires.
Este
gobierno de facto utilizó la violación de la soberanía
popular y la represión política significó uno
de los factores determinantes en la instalación creciente
de la violencia política en el país.
En
junio de 1956 un alzamiento cívico militar simpatizante del
peronismo será reprimido con el fusilamiento de 32 personas,
entre civiles, 5 de las cuales mueren, luego de su detención,
asesinados en un descampado de José León Suárez;
y militares, entre ellos el General de División Juan José
Valle, jefe de la rebelión, en la penitenciaría de
la Avenida Las Heras y Salguero y el capitán Philipeaux debe
clandestinizarse.
El
gobierno de facto abandonará el poder en 1958, luego de las
elecciones restringidas que consagrarán a Arturo Frondizi
(radical disidente) como Presidente de la República.
PERÓN
EN 1955
"Hace
algunos días... decidí ceder el poder...ahora mi decisión
es irrevocable... decisiones análogas del vicepresidente
y de los diputados... el poder del Gobierno pasa por ello automáticamente
a las manos del Ejército".
FUENTES:
varias y propias.
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